Otoñar
- Karina Ramírez
- 23 may 2018
- 2 Min. de lectura
El Otoño a veces duele.
Cuando comienzas a vivir la vida y a sentir su ciclicidad, todo comienza a marchar de una manera perfecta, todos los engranajes, cada una de las piezas, van juntitas movilizándose, para que todo sea perfecto.
Se dice que en otoño hay que soltar, como los árboles se despojan de sus hojas. Liberar todo aquello que no quieres, que no te sirve, todo aquello que impide que tu camino te lleve hacia donde realmente tu alma quiere estar.
A veces soltar, se hace tan fácil, tan rico, tan agradable, sientes esa ligereza, esa alegría y libertad…pero otra veces soltar, duele.
Duele profundo, duele el alma, el corazón y las entrañas.
Cuando sientes que a veces no es sólo soltar hojitas, es podar ramas…y sí, porque esas cosas duelen, sobre todo cuando hablamos de personas, de afectos, lealtades, apegos, historias.
A veces el otoño duele, y me permito sentir ese dolor, ahora es cuando…es el momento.
Todo me dice: “Voh dale” “Tú puedes” “Lo tienes todo”, debes volver al hogar, a tu camino. Ahora es el momento… de podar, de cortar, de dejar caer todas las hojas de mi árbol, de despejar el camino.
Me digo a mi misma…y se viene el invierno ¡uf! “Winter is coming” .Y me da susto sabih…ene…porque el invierno es frío, te aquieta…sin hojitas como que te sientes desnuda.
Así que me preparo, me nutro, me cuido, me resguardo, junto las provisiones amorosas para mi propio invierno, soy mi propia madre, que se cobija a sí misma, que junta las mantitas, las hierbas, el alimento para el invierno…porque siento que mientras más suelto, más difícil será invernar.
Suelta, pero resguárdate.
Suelta pero a tu propio ritmo.
Suelta, pero ámate más que nunca.
Suelta, pero llénate de gente bonita.
Porque soltar no es fácil, duele…a veces suena bonito leerlo, escucharlo…
Pero dejar ir, “pucha” que cuesta y a veces “pucha” que se llora.
Porque soy humana, porque he amado profundamente, porque siento todas las sombras dentro de mí.
Así que si te está doliendo soltar y liberar…pero tienes la convicción de que es para tu mayor bien. Te digo: eres una valiente, eres grossa, una grande. Ámate más que nunca.
Y como me dijeron hace unos días: ¡Y dale, no necesitas nada! (tienes todo en ti)

Con amor
Karina Estrella.
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